El uso de cajas o maletas para transportar los materiales comenzó a implementarse a partir de la desición de los artistas de salir a pintar al aire libre para captar paisajes rurales o urbanos.
Lejos de las comodidades del estudio, los pintores debieron enfrentar distintos inconvenientes al ejecutar sus obras a la intemperie, como la inestabilidad climática, frío-calor o el viento, que dificultaban mantener la limpieza de la superficie del lienzo. Para sortear esos obstáculos, recurrieron a pequeños cajones de madera para mantener ordenados los materiales indispensables para resolver una pintura. Estos estuches fueron evolucionando en complejidad, pero manteniendo la funcionalidad y el menor peso posible. La cuestión del peso era importante, ya que debía ser transportado junto con el caballete y los bastidores al lugar elegido.
En la segunda mitad del siglo XIX, con el perfeccionamiento del tubo de óleo fabricado íntegramente con plomo y la utilización de una serie de recipientes de latón estañados para contener los medios y diluyentes, se emplearon cajas compartimentadas que, además, albergaban los pinceles, las espátulas y, no pocas veces, la paleta. Rápidamente, los proveedores de materiales para artistas produjeron este tipo de cajas, con sus lados mayetados y con herrajes de bronce que incluían una pequeña cerradura del mismo material.
Avanzado el siglo XX, se popularizó el uso de estas maletas, lo que trajo como consecuencia el empleo de materiales de calidad inferior para su manufactura sumado a la industrialización paulatina y al empleo de mano de obra descuidada. El resultado fue la aparición de cajas cada vez más burdas cuyo fin único fue introducirlas en un mercado en el cual el comprador era cada vez menos exigente.
# En el óleo del pintor francés Gustave Courbet (1819-1877) Buenos días señor Courbet también conocido como El encuentro, pintado en 1854, el artista plasma el momento en el que se encuentra con su protector y amigo Bruyas y su criado. Puede apreciarse claramente la forma en que el artista transportaba su propio equipo.
La pintura se encuentra en el Museo Fabre en Montpellier, París.