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El Museo


Daniel Salaverria comenzó a reunir la colección desde muy temprana edad. El interés por los materiales y herramientas surgió de la importancia que su maestro de carpintería otorgaba a estos elementos. Siguiendo sus enseñanzas, siempre consideró que la elección y el cuidado de las herramientas constituyen factores fundamentales para lograr una buena calidad artesanal en cualquier oficio o profesión que se elija.

El repertorio está compuesto por instrumentos y materiales antiguos utilizados por diferentes grupos: estudiantes, calígrafos, comerciantes, artistas y un sinnúmero de otras actividades en las que se necesitó representar ideas a través de dibujos o de la palabra escrita.

La riqueza de este acopio de objetos se centra en un variado repertorio de plumas de inmersión, las que abarcan más de un siglo y medio de producción. Los portaplumas van desde los más modestos y sencillos, hasta los que se concibieron como verdaderas piezas de lujo. Entre los tinteros y contenedores de tinta, tiene especial protagonismo una serie de piezas británicas, manufacturadas en gres cerámico, que suman más de un centenar de objetos con una gran variedad de colores, tamaños y hasta defectos propios de la producción manual. Las botellas de tinta y tinteros pequeños forman un repertorio interesante, en especial, el de las marcas que actuaron en la República Argentina durante el siglo XX. Este muestrario, único en el país, no tiene equivalente en ninguna otra colección, estatal o privada.

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Otras piezas destacadas de la colección son los lápices mecánicos. Con más de seiscientos ejemplos que van desde el período victoriano hasta finales del siglo XX, encontramos, por ejemplo, portaminas concebidos de manera artesanal, que permiten estudiar la evolución de los mecanismos que se idearon para sostener la barra de grafito. Algunos de ellos fueron patentados en 1861 por la firma A. W. Faber, pionera en la producción de lápices.

Los lápices convencionales también tienen su valor histórico, pero en este rubro existen en nuestro país colecciones especializadas que reúnen un mayor número de piezas.

La serie de óleos está integrada por un conjunto de pinturas envasadas en los primitivos tubos de plomo, con colores que hoy se encuentran fuera de producción por su toxicidad, en particular, los derivados del plomo como el amarillo de cromo tan utilizado por Vicent van Gogh.

En las cajas de pasteles, realizadas en madera de cedro, abunda una estética publicitaria con una gráfica Art Nouveau, comúnmente utilizada durante las primeras décadas del siglo XX.

Dentro de la sección de acuarelas, las piezas más importantes son las antiguas cajas de caoba con sus pastillas secas, que corresponden al período fundacional de empresas como Reeves & Sons y a su competidora Windsor & Newton, las que manufacturaron estos pigmentos para aristas ingleses de la talla de William Turner.

Todo el conjunto está organizado en tres grandes grupos: Escritura y Caligrafía, Dibujo Técnico y Artístico, Pintura y Grabado. Si bien existen ciertas superposiciones entre los materiales utilizados para escritura y dibujo, como lápices, portaminas y plumas, han sido agrupados de manera que la colección tenga una adecuada lectura. Como muchos de estos objetos fueron fabricados para usos específicos en determinados ámbitos, la colección está organizada en apartados especiales para los instrumentos utilizados en escuelas, talleres de arte y oficinas.

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