La historia de los ferrocarriles en nuestro país tiene su punto de partida en el año 1853, cuando un grupo de comerciantes realiza un petitorio para la construcción de un camino férreo que, partiendo desde el centro, se extendiera hacia el oeste.
Esta ruta tenía su cabecera en la Plaza del Parque de la Artillería (actual emplazamiento de Teatro Colón). Desde allí, cruzaba la actual Plaza Lavalle y continuaba, por la calle Lavalle, hasta el Boulevard Callao. Luego, a través de la curva del pasaje de Los Hornos de Bayo (más tarde pasaje Rauch, hoy pasaje Discepolo) llegaba al terraplén de la calle Corrientes, continuando por ésta hasta Centroamérica (hoy Pueyrredón) y girando a la izquierda, seguía hasta Piedad (hoy Bartolomé Mitre). Por Piedad avanzaba hasta Bermejo (actual Ecuador) y entraba en la Estación Once de Septiembre, la primera del recorrido.
Desde allí, el Ferrocarril del Oeste se desplazaba paralelamente al camino Real (hoy Avenida Rivadavia), entrando sucesivamente en las estaciones Caballito, Flores y Floresta, en la que terminaba el recorrido.
Las locomotoras La Porteña y La Argentina recorrían así los primeros diez kilómetros de vía. |