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Por su origen español y de acuerdo con sus normas, la planta urbana se fundó con el sistema de damero, con esquinas a noventa grados.
La traza de la ciudad fue excepcionalmente grande para lo que era habitual en América, ciento treinta y cinco manzanas en un rectángulo comprendido entre las calles 25 de Mayo, Libertad y las avenidas Córdoba e Independencia.
Los trazados posteriores no siempre respetaron este modelo que fue creciendo diametralmente y debió incorporar otras tramas, como los pueblos de Flores y Belgrano.
También hay determinados sectores, como la zona de Palermo Chico, que para encuadrarse en un estilo más europeo tomó como modelo edificios de ciudades del viejo continente y, además, su trama urbana pertenece a organizaciones anteriores a la urbanización de Buenos Aires.
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